Leo en un reportaje periodístico que las coles están de moda y es que si hace unos años se consideraban alimentos poco elegantes ahora todo lo contrario ya que son alabados por sus grandes propiedades nutricionales, su carga de antioxidantes y vitamina C y porque ya no hay una sola manera de cocinarlas o de degustarlas (me encantaría ver la cara de mi madre si me viera comer repollo crudo en ensalada).

El repollo es una col blanca a diferencia de la lombarda que es una col roja o morada siendo ambas primas de la berza, de las coles de bruselas, de la coliflor o del brócoli y aunque no se parezcan mucho en apariencia sí tienen múltiples propiedades en común que las han devuelto a un lugar privilegiado en la cesta de la compra y en las cocinas de todos los guisanderos. De algunas se comen las hojas (col blanca, lombarda) y de otras las flores (coliflor, brócoli); algunas se consumen al vapor, cocidas o fermentadas y también admiten muy bien la degustación en crudo en forma de ensalada refrescante y digestiva. En las fruterías de mi ciudad siempre he visto repollos en sus anaqueles; yo creo que antes nuestras madres lo compraban para cocerlo y quizás por el olor que desprende en la cocción no era una verdura demasiado aceptada; también se integraba y se sigue haciendo en ciertos guisos de cuchara como potajes o pucheros y actualmente la ensalada de col está ganando adeptos gracias quizás a la importación de la más conocida que es la ensalada coleslaw, que...