Hace años leí una reseña de un escritor canadiense, Roger Fournier que decía más o menos que fuera de la cama, la cocina es el lugar más intimo de la casa, donde la gente tiende a comunicarse, y es una verdad como un templo, después del trabajo que es en una cocina, en casa es donde más tiempo paso o bien cocinando o bien charlando ,es en la cocina donde mis confidencias salieron a la luz amortiguadas por el apoyo de la compañía, donde las dudas encontraron la certeza y mi temperamento se enfriaba,¡así que sí! ,los psiquiatras deberían montar sus gabinetes en las cocinas al amor de los fogones, horneando nuestro mejor pastel mientras nuestras lagrimas caen abundantemente por nuestras mejillas,mezclándose con el sabor de una tortilla de calabacín, desvelando nuestros más íntimos secretos. La cocina también lleva un gran peso importante de recuerdos, momentos ,olores y sabores asociados, cada receta que os dejo, es un recuerdo para mi, por algo decía Alain Ducasse que la cocina es una historia de amor hay que enamorarse de los productos y luego de quienes los cocinan, puedo deciros que en ese sentido soy una mujer permanentemente enamorada. Escucho a los Lobos los de la «bamba»en la tumba será el final, otra historia de amor,  mientras os cuento la receta.
 

Rebozado:

2 claras batidas
Pan rallado c.s

Os dejo abajo el enlace de como hacer las trufas, lo único que os queda es rebozarlas, primero las pasamos por clara de huevo,  lu...