No soy una mujer de rebajas, nunca voy de rebajas, entre otras cosas porque cuando lo he intentado no he encontrado lo que me gusta y soy incapaz de encontrar nada entre los miles de kilos de ropa amontonada, compro lo que necesito cuando me hace falta ….únicamente cacharros, soy una mujer de cacharros, soy una enamorada de las bandejas de porcelana, moldes, vasos, platos, botellas, jarrones y todo lo que armarios, mesas, estanterías y muebles varios puedan sujetar, y no penséis por un momento que mi casa es un almacén sin sentido lleno hasta los topes, soy una manos de árbol como dice mi hija y lo que compro, es para reponer lo que a lo largo del año me voy cargando, tampoco me gusta el ambiente de rebajas, demasiadas fricciones, que hace salir a la luz lo peor de nosotros..ya tengo ganas de normalidad, estoy empezando a odiar las navidades seguimos haciendo comida como si en vez de venir a comer solo los íntimos fueran a presentarse de repente en casa todos los del anuncio de…. “vuelve a casa por navidad”. Cuando estaba en casa,hace mil años, mi madre hacía la cena de Nochebuena y lo que sobraba para el día de Navidad, y si acaso el día de navidad un caldito para asentar el estómago, es estresante comer y gastar como si la vida te fuera en ello..para despedir todas estas bacanales un ultimo dulce, esta torta de calabaza y almendra y además la música que no me falta es a mi espíritu como el agua de Vichy, fresca y burbujeante…...