Es curioso como algunas veces, te sientas frente a la pantalla y no sabes por dónde empezar.

La receta de hoy es una tarta de manzana, pero para mí no es una cualquiera, es la que me hacía mi abuela con todo su cariño o la que preparaba sí venía alguien a casa para agasajarlos con lo mejor que tenía.

Os estaréis preguntando el por qué sí es tan especial para mí, no la he publicado antes si todos cuando empezamos por este mundo, solemos cocinar las recetas familiares. Todo esto tiene una explicación, se me había olvidado, no la tarta, la receta de la masa, es lo más sencillo del mundo, pero no la recordaba, lo que sí recordaba era su sabor, hay que ver lo que se puede memorizar con nuestro sentido del gusto.

El caso es que recordaba que era de masa muy fina y no era hojaldre, en aquellos años no existía de compra y la mantequilla era prohibitiva, busqué por la blogosfera, cada vez que veía alguna parecida, entraba, pero no, no la recordaba así,  hasta hace unas semanas, en clase de inglés tuvimos que hacer una exposición oral y algunos de nosotros elegimos explicar a nuestros compañeros una receta, una de mis compañeras, expuso una tarta de manzana, anoté la receta conforme iba hablando y yo entendiendo (eso es otro cantar) y cuando terminó nos agasajó con un trocito de la tarta explicada.
¡No me lo podía creer! Era la tarta de manzana que hacía semanas había estado buscando y que seguramente encontré, pero, al no recordarla, le hic...