Otra de las frutas típicas del otoño es el Membrillo, una fruta de esas difíciles donde las haya, ya que comerla no resulta tan simple como pelarla y servirla, hay que cocinarla, ya sea hervida, horneada o al vapor, y aderezarla con algún que otro condimento.

Uno de sus usos más habituales es el dulce de membrillo, un dulce de lo más versátil ya que puede tomarse sólo o como parte de otro plato, salado o dulce.
No obstante, a mi nunca me ha gustado demasiado, siempre lo he encontrado excesivamente dulzón rallando lo empalagoso, así que lo tolero mucho más combinado con algo salado, como por ejemplo queso.

Por esta razón, cuando me regalaron una cesta de dimensiones considerables de membrillos, de buenas a primeras no supe qué hacer con ellos. Lo bueno que tienen los membrillos es que se conservan perfectamente durante bastante tiempo y, además, desprenden un aroma fantástico que ha llenado mi cocina durante semanas.
Finalmente, horneé parte de ellos para servirlos acompañando un estofado de pollo, y, con el resto hice el postre que os traigo hoy, una pannacotta de membrillo con un sabor peculiar y delicioso y para nada excesivamente dulce.
Una forma diferente de tomar esta fruta tan otoñal que espero que os guste y que os animéis a probar.
A vosotr@s os gusta el membrillo" Para qué lo usáis a parte del dulce de membrillo"

Pannacotta de membrillo

Ingredientes:
- 2 membrillos.- 250 ml de nata para cocinar ligera.- 250 ml de leche desnatada....