Hoy ya nos despedimos de este año, al 2013 ya sólo le quedan unas pocas horas y 2014 nos espera a la vuelta de la esquina.
El fin de año también indica que a las fiestas ya les queda poco y que, dentro de nada , tocará guardar arbolitos y demás elementos decorativos hasta el próximo año.

De pequeña esta era una noche que no me gustaba demasiado, me daba un poco de pena despedirme del año y de las Navidades.
También es verdad que los años me parecían mucho más largos, ahora parece que el tiempo vuele.
Noche vieja, pero, también tenía sus cosas buenas, podía irme a dormir bastante más tarde de lo habitual, que por aquel entonces era algo que me hacía mucha ilusión, brindar con fanta, a la que no veía ni un pelo durante el resto del año, y jugar a ser mayores imitando a los adultos desde la mesa de los niños. Podía ponerme ropita a medio camino entre lo arreglado y el disfraz, cogerle prestadas las perlas a la abuela e, inlcuso, ponerme un poco de brillo y colorete.
Se podía comer lo que quisiera sin regañonas por no terminarme el plato o ir dando pequeños bocados a los canapés con la curiosidad de ver qué les encuentran los adultos.
Las uvas ya eran todo un festival, el ritual de prepararlas e intentar tomarlas entre risas era todo un reto que casi ningún año conseguía superar con éxito.
Si es que doce uvas tan seguidas no puede terminar en nada bueno!!

Qué tiempos aquellos, ahora la noche vieja no me dice nada de e...