Hace ya varios días que parece que el frío ha llegado, ha sacado sus pertenencias de su maleta y se  ha dispuesto a quedarse, intentando echar a empujones al Otoño, unos días antes de que este se despida hasta el próximo año.
El frío y el viento son de lo más invernal, hasta la nieve ha venido como invitada inesperada de última hora, pero los colores de las hojas de los arboles no engañan, aunque poco, aún le queda algo de tiempo al Otoño y a sus cálidos colores naranjas y rojizos que, poco a poco, se van volviendo cada vez más marrones.

Si la calabaza es la reina del otoño, el invierno es temporada de manzana, esa fruta que pasa desapercibida a lo largo de todo el año, por su cotidianidad y poco exotismo.
Muchos las tachan de fruta aburrida y tienden a ser asociadas a postres de convalecencia y a comedor escolar. Sin embargo, su sinfín de variedades y su versatilidad al ser cocinada, la hacen la protagonista de muchas delicias dulces, y, también de alguna que otra salada.

Además, el color rojizo que caracteriza algunas de sus variedades les da una apariencia espectacular que, en tantos mitos, cuentos y leyendas les ha llevado a tener un papel protagonista.
Para Eva eran símbolo de lo prohibido, la tentación y, hasta de la lujuria, para la joven Blacanieves una dulce e inocente fruta rellena de odio y maldad.
Para ambas representó un giro inesperado en los acontecimientos de sus vidas, y, para el resto de los mortales una rica fuente de fibra y ...