Siguiendo con la "tradición" iniciada en el anterior post, lo primero que os sugiero es abrir un botellín de vuestra cerveza favorita.   Con la garganta saciada y el ánimo activado, ahora debemos abrir el armario de las conservas y coger la lata de sardinas en aceite de oliva virgen.  Abrimos la lata y, con cuidado, partimos en dos lomos limpios, las sardinas.   Reservamos.
A continuación procedemos a cortar, en minúsculos daditos la cebolla y los pepinillos en vinagre.   Reservamos.   Cortamos una rebanada de pan que untamos, generosamente, con queso del tipo philadelphia. Con todos los ingredientes dispuestos, y después de saborear, de nuevo, nuestro botellín de cerveza, procedemos al montaje de esta tapa singular, especialmente indicada para "singles" perezosos.   Cogemos el pan con queso, espolvoreamos la cebolla y el pepinillo y rematamos con un par de lomos de sardinas.   El resultado salta a la vista y al paladar.   Buen provecho.

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