Creo que, si no me falla la memoria, ya he contado en varias ocasiones que el aguacate llegó a mi vida para quedarse. Me encanta y lo uso para ensaladas, recetas calientes, salsas, aperitivos, en fin para todo lo que se me ocurre. Sinceramente, jamás imaginé que fuese a ser así. Pero poco a poco el aguacate ha ido haciéndose un lugar en mi cocina y ahora ya forma parte de los ingredientes habituales que uso cuando pienso en hace una receta.
Es lo que me ocurrió el otro día cuando vi en mi última caja de Desgutabox las rebanadas de Pan Redondo de Centeno de Ketterer Pan Alemán, inmediatamente pensé que haría una tostada usando el aguacate. Quedó de miedo.
Por cierto, hablando de aguacates, quería comentaros un par de cosas: La primera es que el otro día leí en un diario digital que había una corriente de chefs de varias partes del mundo en contra del uso del aguacate, porque según leí, entre otras cosas, el impacto mediambiental que generan es muy grande, pues para que un aguacate crezca se necesitan muchísimo litros de agua, cada pieza requiere unos 320 litros. Me quedé pasmado cuando lo leí, pues veo que primero hacen que consumamos un producto, nos lo meten por las narices, nos hablan de sus buenas propiedades, se crea una industria surgente en torno a él y luego nos dicen que no lo consumamos. Incomprensible. La otra cosa es que el pasado fin de semana tuve la opotunidad de ir a un restaurante en Barcelona donde en muchos de sus platos el protagon...