Fíjate que yo no he sido de letras, soy una chica de ciencias, formulas y recetas, cantidades exactas, a veces, y libre albedrío otras, pero llevo unos meses donde una vez al mes, día 9 de mes, me sumerjo en el mundo del arte, enigmático a veces sobre todo cuando hay gente que se pone delante de un cuadro se acercan se alejan lo miran de diferente ángulo, piensan, anotan, vuelven a pensar y en lo que tu te has recorrido el museo entero ellos siguen mirando y apuntando, explicación lógica de porque hay algún banco delante de los cuadros mas representativos de cualquier museo o de los que yo conozco, esa persona que esta delante de una obra tanto tiempo necesita descansar.
Pero hay cuadros que yo he observado mucho mas tiempo que esos que se sientan en el banco, porque ese cuadro, bueno mas bien esa lamina copia de ese cuadro, ha estado toda mi niñez en la pared del salón frente a esa foto de comunión con mis manos juntas y poniendo cara de buena. Sorolla, ese pintor tan fotocopiado en láminas por su luz en los cuadros y el que nos trae hoy aquí "Paseo a la orilla del mar" donde madre e hija pasean sin más, pero lo bonito del cuadro es como el pintor transmite luz, color y movimiento en cada pincelada. Y yo me lo imagino merendando, viendo a su mujer y su hija pasear y él disfrutar con sus pinceles. Y una merienda valenciana de donde era y donde paseaban son estas tortas o cocas como también las llaman
Una merienda de niñez, tradicional y sencilla,...