Si en la entrada anterior presenté una tarta salada hoy vengo con una versión dulce, una tarta rústica de manzana y avellanas que, creo, hará las delicias de muchos.

Las manzanas y las avellanas son dos ingredientes muy habituales en la repostería de Asturias, tierra muy querida en mi familia; pocas veces los había probado juntos en una misma preparación por lo que enseguida me puse manos a la obra cuando llegó a mis manos una receta en la que se usaban ambos. El resultado me gustó mucho, me pareció que el sabor intenso de la avellana acompaña muy bien a la manzana que no pierde ni un ápice de protagonismo al emparejarse con el fruto seco, sino que ambos dan lugar a una mezcla de sabores que se diferencian perfectamente a la vez que se complementan. Me gustó tanto que ya he repetido en varias ocasiones siendo esta última la que hice para publicar y de la que obtuvimos unas bonitas fotografías. Para la realización de esta tarta hay que elaborar o comprar una pasta de avellanas; se elabora fácilmente triturando las avellanas tostadas en un robot hasta que adquieran el aspecto de pasta o mantequilla producto de la liberación de los aceites presentes en el fruto seco; también puede comprarse ya envasada como hice yo por lo que dejo aquí el enlace por si a alguien le interesa comprarla: www.marialunarillos.com/3246-pasta-de-avellana-italiana-150-gr.html.
Para dar ese toque rústico del que hablo en el título de esta receta la envolví en una masa quebrada...