Para muchos, las sopas son la mejor manera de comenzar una cena o una comida sobre todo si hablamos de cenas tardías, de comidas más copiosas de lo habitual y de fechas invernales en las que apetece templar el cuerpo con un buen caldo. Si a todo esto sumamos que la Navidad nos reúne en torno a una buena mesa, entonces tenemos el momento idóneo para degustar una sopa nutritiva pero ligera, llena de sabor y de color.

La sopa de verduras tradicional seguramente no sea desconocida para nadie; quien más y quien menos hemos cocinado para nuestra familia un rico primer plato compuesto por un caldo vegetal y muchos tropezones en forma de verduras cortadas minuciosamente. En Italia el concepto se amplía y la sopa minestrone es un claro ejemplo; según reza el libro La Cuchara de Plata (biblia de la gastronomía italiana) una sopa menestrada es aquella sopa que contiene además de hortalizas y alguna hierba aromática, arroz y/o pasta y según la zona de la geografía italiana en donde se elabore es fácil encontrar, además de esos ingredientes, otros tales como bacón, judías blancas o manteca, por citar algunos. Para hacer mi sopa minestrone me he basado en las recetas que he encontrado en el libro, viendo las diferencias que hay entre unas y otras y versionándola a mi gusto. He querido hacer una receta de fácil elaboración, que pueda realizarse con antelación (salvo la pasta) para quitarnos prisas de última hora y que se adapta a nuestros gustos. Sobre la forma ha...