Imagen / The Ripple Maker
Mucho se habla últimamente de si los robots acabarán siendo capaces de hacer nuestro trabajo, algo que puede ser una ventaja -trabajos de riesgo- o no -que no tengamos un trabajo para vivir-. De momento no sabemos hasta dónde serán capaces de llegar nuestros amigos cibernéticos, pero lo que sí sabemos es que son capaces de dibujar como el mismísimo Miguel Ángel.
Pensad que una impresora, tanto si es 2D como si es 3D no deja de ser un robot que es capaz de escribir o dibujar siguiendo las instrucciones que recibe a través del software y, de la misma manera que estas llevan años haciéndonos la vida más fácil, desde que las impresoras de tinta dieron el salto a las impresoras 3D no han parado de aparecer proyectos capaces de imprimir sobre las superficies más insospechadas y con los materiales que uno menos se espera. Impresoras de café, ¿amigas o enemigas de los baristas"

Y dentro de estas impresoras cuyas obras son para comérselas, hoy os vengo a hablar de unas que tienen alma de baristas, capaces de servirte el primer café de la mañana con el selfie que te acabas de sacar para saludar a la afición en Instagram.
No son novedad, pues son varios los proyectos que lo han intentado, aunque algunos se hayan quedado en el primer prototipo y nunca hayan llegado a ver la luz.
Ver vídeo
Este primer modelo, que podríamos compararlo con los tiempos de las impresoras matriciales. Su creador aprovechó un plotter viejo y sus ratos l...