Cualquiera podría pensar que la ensaladilla rusa es un invento español al que el nombre le viene de casualidad, pues su popularidad es comparable a la de otros manjares tan nuestros como la tortilla de patata o los callos.
Reina indiscutible del tapeo y entrante sabroso y socorrido que resulta apto tanto para modestas tabernas en sus versiones más humildes como para sitios de postín en sus versiones más ilustradas.
Pero, querido público, la ensaladilla rusa es tan rusa como las matrioskas, pues ya a mediados del siglo XIX se servía en Rusia una ensalada a base de patata cocida, acompañada de diversos ingredientes que se mezclaban con mayonesa. El cocinero que llegó a convertirla en una receta muy popular fue Lucien Olivier, un ruso de origen belga que regentaba un restaurante de Moscú y en Rusia se la conoce como ensalada Olivier, y no es una receta en sí, pues se preparan tantas versiones como cocineros. Lo que está claro es que tanto las versiones más humildes elaboradas con patatas, zanahorias, huevo y mayonesa hasta las más lujosas con ingredientes como salmón marinado, langosta, caviar, cangrejo real…tienen algo en común, pueden ser auténticas delicias o auténticas bazofias.
Y es que, aunque en bares y restaurantes la ensaladilla rusa sea uno de los platos con mayor oferta y demanda, lo cierto es que no es difícil e...