Dicen que un hombre es tan grande como la medida de sus sueños y Emil Samper nos dejó bien claro que el suyo era tener su propio restaurante desde que entró por la puerta como aspirante en la segunda edición de Masterchef. Cumplir los sueños o lo que viene siendo alcanzar el éxito, unos piensan que es cuestión de suerte y otros pensamos que depende del esfuerzo, ya que de poco sirve la suerte si uno no está lo suficientemente preparado.
Emil no ganó Masterchef, ni siquiera consiguió colarse en la final, pero no se rindió sino que siguió camino en busca de su sueño, investigando nuevos sabores, aprendiento técnicas, formándose para poder llevarlo a cabo.
No tengo ningún reparo en confesar que Emil es mi concursante favorito de todas las ediciones de Masterchef, y que ahora mismo sabiendo que su restaurante Crudito ya está inaugurado, será visita obligada la próxima vez que pise la capital, la verdad es que nunca un restaurante me había generado semejante hype. Mientras tanto, me conformaré con lo que me cuente Danny -de cuyo paladar me fío tanto como del mío- cuando lo visite dentro de unos días para contarnos sus impresiones con todo lujo de detalles. Cómo se presenta Crudito

Crudito se presenta cuidando hasta el más pequeño de los detalles, tanto en la decoración de cada uno de sus tres espacios, como en el producto y en la cocina. Crudito no es crudo ni crudivegano, pero tampoco está cocinado. Crudito promete creatividad en la cocina, detall...