Hace unas semanas que he acabado mi curso de francés, ha sido más difícil que los anteriores, como es lógico el nivel va subiendo a medida que voy aprobando cursos, pero a pesar de la dificultad he disfrutado mucho del aprendizaje, de mi profesora (que desde aquí quiero decir que es la mejor, seguro, sin duda) y de mis compañeros con los que he formado un pequeño grupo de lo más simpático y agradable. Tanta es mi alegría por todo esto que no he visto mejor forma de festejarla que haciendo un postre de auténtica inspiración francesa: un clafoutis de cerezas.

El clafoutis es un postre tradicional típico de la región francesa de Limoges que consiste en cocer en el horno una masa muy similar a la de los crêpes que se vierte directamente sobre las cerezas; al hornearse el resultado es una tarta con un agradable sabor a vainilla que se encuentra en cada bocado con un tropezón de cerezas con el consiguiente choque de sabores dulce/ácido que es todo un descubrimiento para el paladar. Se puede tomar caliente o fría, aunque yo creo que tomándola templada es como más disfruto de su sabor. La tarta original parece que se elabora con cerezas negras e incluso en ciertas recetas recomiendan no retirar los huesos de la fruta ya que, parece que, al hornear la tarta, los huesos aportan sus propios aromas; como me parece muy incómodo estar comiendo una tarta y atragantarse con los huesos, en mi versión los retiro todos.
Además de por su exquisito sabor, la tarta de ...