Una de las primeras recetas que compartí con vosotros en mi blog ¡¡Oído cocina!! allá por el año 2010 fue el Bizcocho de nueces y zanahorias. Mucho ha llovido desde entonces. Curiosamente, a lo largo de estos años, cada vez que he hecho de nuevo un bizcocho de zanahorias rara vez he seguido aquella misma receta, no porque no fuera buena, sino porque soy muy dado a mirar qué ingredientes tengo por casa y apañarme con ellos. Así siempre le doy un toque diferente al bizcocho. Soy de los que piensan que hay que probar, experimentar con otros ingredientes, viejo es el dicho de "renovarse o morir..." Realmente como más me gusta este tipo de bizcochos es con alguna crema de queso, pero en esta ocasión decidí acompañarlo con una suave y ligera capa de ganache de chocolate blanco. La razón es muy sencilla: estuve en Suiza hace unos días, me traje una tableta de chocolate blanco para postres y estaba deseando probarlo. Normalmente, cuando compro alguna cosa en el extranjero con la idea de usarlo para cocinar, la tengo en casa varios meses hasta que me acuerdo de ella y decido usarla. En esta ocasión he sido rápido. Creo  que, sin duda alguna, con esta acción queda clara mi debilidad confesa por el chocolate. De nuevo, en esta ocasión, se trataba de hacer un desayuno de domingo, de esos que me gustan tanto, tan completos, con tostadas, frutos secos, bizcocho, jamón, fruta, zumo... en fin, un poco de todo y con yogur de coco y cereales, concretament...