¡Feliz Año 2018! Este año ni me he enterado de las fiestas. Creo que no había contado por aquí, pero el 7 de Octubre mi madre se resbaló en la calle y se rompió la tibia y el peroné. Vamos, como cualquier futbolista que se precie. Omitiré los detalles pero la mujer estuvo todo el fin de semana en casa, pensando que era simplemente una torcedura, tal y como le diagnosticaron en el centro de Salud de Los Cristianos. El lunes cuando la acercamos al Hospital del Sur para hacer una radiografía nos dieron el diagnóstico y hubo que llevarla a La Candelaria (a 90Km de casa) para operar. El primer inconveniente fue la saturación de quirófanos y el festivo de por medio, que hizo que la ingresaran pero no la operaran hasta el lunes siguiente. Pasamos las 6 semanas de escayola como pudimos, pero a la hora de quitarla definitivamente, vimos que los puntos de la parte interna del tobillo se le habían abierto. Así que comenzamos a hacer 2 curas semanales colocando un aparatito de presión negativa que ayuda a la cicatrización y que se llama PICO. Todo esto claro está,  con “peregrinaje” a La Candelaria, el Hospital. Pasadas 4 semanas, o sea, 10 desde la operación, el ortopeda decide que hay que retirar el material, la placa y tornillos, puesto que es esto lo que le impide a la herida cerrarse. Así que vuelta a operar el 28 de diciembre, como si de una mala broma se tratara. Ahora seguimos todavía con las dos curas semanales y ya va a hacer tres semanas ...